Por: Andrés Huayta
Patrimonio herido en la penumbra. Durante las madrugadas del 6 y 7 de mayo, desconocidos sustrajeron 25 tachones de bronce de las puertas principales del Monasterio de Santa Catalina de Arequipa.
Estas piezas ornamentales, que datan del siglo XVIII, habían sido parte del mobiliario virreinal del convento. Un incidente similar afectó al cercano Convento de Santa Teresa: entre la noche del sábado 3 y la madrugada del 4 de mayo se robaron otros 8 botones metálicos de sus puertas. Ambos hurtos fueron metódicos y sucesivos, apuntando directamente al valioso acervo histórico de la ciudad.
Valor histórico y modus operandi.
El administrador del monasterio, Javier Mendoza, confirmó que las piezas sustraídas son “originales” del siglo XVIII y enfatizó que no se trata de reliquias religiosas, sino de elementos ornamentales con alto valor patrimonial. La secuencia delictiva fue “sistemática”: según las cámaras de seguridad, un único individuo actuó con precisión en varias noches consecutivas. Este modus operandi coordinado –una sola persona operando de noche en sitios declarados Patrimonio Cultural– sugiere una acción organizada para desvalijar bienes patrimoniales.
Fallas en la vigilancia urbana
Los responsables denunciaron la ausencia de patrullaje constante en el Centro Histórico. El administrador lamentó las “deficiencias” en la seguridad y reveló que, pese a los pedidos, no hubo presencia policial ni de serenazgo en el área afectada. Por ello, el monasterio solicitó al municipio que refuerce el patrullaje del serenazgo en la zona histórica. La denuncia del robo fue formalizada en la comisaría de Santa Marta y las grabaciones de las cámaras de vigilancia fueron puestas a disposición de la Policía para identificar a los culpables.
Denuncias, seguimiento y autorización cultural
Las autoridades del convento del Carmen de Santa Teresa también hicieron la denuncia correspondiente y entregaron los videos al Ministerio Público, mientras especialistas de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Arequipa inspeccionaron ambos monumentos. Desde el Ministerio de Cultura recordaron que cualquier intervención sobre estas piezas –como su retiro o traslado– requiere permiso oficial incluso se evalúa remover preventivamente los tachones aún intactos para preservarlos, pero siempre con autorización cultural.
El monasterio anunció medidas complementarias de seguridad
En declaraciones se dijo que se proyecta instalar rejas metálicas externas en los vanos de ingreso y mejorar la iluminación disuasiva del perímetro. Los vecinos advierten que la calle aledaña al templo –una vía tradicional del centro histórico– se ha convertido en un foco de acumulación de basura y actos vandálicos nocturnos, situación que empaña la imagen urbana del barrio. En conjunto, estos hechos han reavivado el reclamo por una vigilancia permanente que proteja el rico legado colonial de Arequipa.