Por: Maria T.
Con la muerte de cinco policías y bloqueos de carreteras, Bolivia enfrenta una grave escasez de alimentos y productos esenciales. La situación es desesperante, y miles de ciudadanos deben hacer largas colas solo para conseguir lo más básico como aceite de cocina y papel higiénico.
El desabastecimiento es cada vez más severo y ha afectado a familias enteras, especialmente a las más vulnerables. Además, el bloqueo de rutas interrumpe el flujo de alimentos y medicinas, lo que empeora la crisis social y económica. El racionamiento en varias regiones se ha convertido en una medida inevitable.
A pesar de contar con recursos naturales como gas y litio, Bolivia atraviesa una crisis energética que agrava aún más su economía. La falta de nuevas inversiones en exploración de gas genera escasez, afectando su desarrollo. La dependencia de las exportaciones de gas y la falta de diversificación económica dejan a Bolivia vulnerable.
La tensión política entre el presidente Luis Arce y Evo Morales añade más incertidumbre a la crisis. El conflicto interno ha paralizado la toma de decisiones necesarias, y mientras la población sufre las consecuencias, las instituciones estatales parecen incapaces de responder.