Por: Miluz Tito
¡Hasta los huesos! Para las personas que viven en el centro poblado de Imata, San Antonio de Chuca, Caylloma, la ganadería es su principal fuente de ingresos por las bajas temperaturas.
Estas valoraciones impiden cultivar productos comestibles e incluso pueden llegar hasta los menos quince grados celsius. El friaje afecta la salud de los moradores y de uno de los animales más populares entre los ganaderos: las alpacas.
«En las temporadas de heladas es aún más implacable. En la madrugada llegamos a -14 o -15 °C. El hielo es tan grueso que no se rompe ni con piedra. Los que más sufren son nuestras alpacas2, dijo don Claudio N.N., notablemente entristecido, mientras abrigaba a una alpaca cría.
En otro momento Emilia, otra comunera, mostró su preocupación indicando que durante la madrugada y la noche las temperaturas descienden demasiado en las gélidas tierras. «En la noche es peor, el frío es muy fuerte. Las crías de las alpacas ahora están con neumonía y de estas el 30 % pueden llegan a morir cuando termina la temporada».
Ante esta situación de abandono y desidia, los pobladores solicitan a las autoridades la necesidad de cobertizos para las alpacas, medicinas para contrarrestar la neumonía del ganado, presencia de veterinarios, forraje y abrigo para ellos mismos.
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