Por: Andrés Huayta
Arequipa, 7 de mayo de 2025. El Dominó no está muerto. Está herido, sangra… pero aún late. Porque Melgar no se rinde. Porque esta ciudad no se vende. Porque Arequipa no olvida quiénes somos: guerreros que se levantan en medio del polvo, aunque la hinchada ya no grite igual y el estadio se nos quede frío.
Ayer, el Estadio de la UNSA volvió a ser testigo de una traición al alma rojinegra. Lanús, un equipo sin historia en la altura, vino a pisotearnos el escudo. Nos ganaron 1-0, sí. Pero lo que más dolió no fue el gol… fue el silencio. El eco de un estadio vacío que ya no ruge como en las buenas. ¡Y cómo no vamos a estar dolidos, si este equipo hace apenas unos años tocó el cielo de América!
Walter Ribonetto, el técnico argentino, habló fuerte tras la derrota: “No vienen al estadio”, dijo, y en parte tiene razón. ¿Dónde están los que llenaban el estadio con bengalas en Sudamericana 2022? ¿Dónde está esa barra que hacía temblar el sur?
En la Liga 1, las cosas tampoco pintan bien. Empate contra Comerciantes Unidos. ¡Comerciantes! ¿En serio? ¿Y el respeto, y la historia? Cuatro partidos sin ganar y la tabla nos ve desde arriba, cuando debería ser al revés.
Pero esto no es un funeral. Es un llamado. Un grito desde el corazón del hincha. A ti, que alguna vez pintaste tu cara de rojo y negro. A ti, que lloraste con Cuesta y celebraste con Arias. ¡Vuelve al estadio! ¡Hazte sentir! Porque Melgar no puede morir de silencio.
Este sábado contra Cienciano, no hay excusas. Que la UNSA reviente. Que el sur despierte. Que Melgar vuelva a ser ese equipo que nos hizo creer que Arequipa también puede soñar en grande.
Porque podrán robarnos partidos, podrán insultar al profe, podrán dejar de alentar… pero a Melgar no lo van a matar así nomás.