Arequipa, mayo de 2025. En las entrañas de las canteras de Añashuayco y Uchumayo, donde el sol abrasa y el polvo se convierte en compañero constante, más de 500 canteros labran la piedra blanca que da identidad a la Ciudad Blanca. Sin embargo, su labor ancestral enfrenta amenazas que van desde la contaminación ambiental hasta la violencia armada.
La contaminación es una de las principales preocupaciones.
Aguas residuales provenientes del parque industrial de Río Seco, cargadas con metales pesados como el cromo hexavalente, fluyen hacia las quebradas que alimentan las canteras, poniendo en riesgo la salud de los trabajadores y la calidad del sillar. La Autoridad Nacional del Agua (ANA) ha confirmado la presencia de estas sustancias tóxicas en los vertimientos industriales, advirtiendo sobre sus consecuencias nefastas para la población y el medio ambiente
Además, los canteros enfrentan invasiones ilegales en las zonas de extracción. En Uchumayo, artesanos del sillar han denunciado ser desalojados con armas por invasores que buscan apropiarse de las canteras. Jorge Gómez, presidente del Frente de Defensa de Artesanos de Sillar de Arequipa, ha señalado que dos compañeros fueron expulsados a balazos, y que más del 50% de los canteros han abandonado la actividad debido a estas dificultades
A pesar de estas adversidades, los canteros continúan su labor con dedicación y orgullo. Muchos de ellos han heredado el oficio de sus padres y abuelos, y consideran su trabajo como una forma de preservar la identidad cultural de Arequipa. Sin embargo, la falta de apoyo por parte de las autoridades y la ausencia de medidas efectivas para proteger las canteras ponen en peligro esta tradición centenaria.
Es urgente que se tomen acciones concretas para salvaguardar las canteras de sillar y garantizar condiciones dignas para los canteros. La protección de este patrimonio no solo es una cuestión de justicia social, sino también de preservación cultural para las futuras generaciones.