Por: Andrés Huayta
Arequipa.– El segundo día del Seminario Internacional “Innovación y Comunicación: Investigación Cualitativa y Tendencias Emergentes” fue, más que un evento académico, una invitación urgente a la reflexión sobre el presente y futuro de la comunicación. Bajo dos ponencias principales y un panel, los asistentes navegaron entre las aguas turbulentas de la inteligencia artificial y las cálidas orillas del storytelling, comprendiendo que el verdadero desafío no está solo en adaptarse a las nuevas herramientas, sino en no perder lo esencialmente humano.
¿Liberación o amenaza? La IA y sus dilemas éticos
La jornada comenzó con una intervención crítica y provocadora del Dr. Francisco Aguadero, quien redirigió el foco desde las relaciones públicas hacia una interrogante mayor: ¿La inteligencia artificial nos libera o nos amenaza?
Con ejemplos sólidos y referencias a estudios de años anteriores, Aguadero advirtió que la transformación tecnológica no es un fenómeno nuevo, pero sí uno que hoy actúa con una intensidad inédita. La pérdida de empleos, el deterioro de las habilidades cognitivas debido al uso excesivo del celular y la creciente dependencia digital fueron solo algunos de los puntos clave de su análisis.
Pero su intervención fue más allá del diagnóstico técnico. Lo que dejó flotando en el aire fue una pregunta ética de fondo: ¿estamos preparados para esta transformación profunda que amenaza con devorar nuestra humanidad? Según Aguadero, el comunicador del siglo XXI debe ser un actor consciente, capaz de encontrar un equilibrio entre automatización y humanidad, y de defender la autenticidad, la empatía y la ética como faros en medio de la disrupción.
Storytelling: el alma que las marcas necesitan
A continuación, el Dr. Álvaro Sánchez Colán introdujo la herramienta más poderosa para contrarrestar la frialdad tecnológica: el storytelling. Acompañado en el panel por el Dr. John Elvis Díaz Torres y la Dra. Eliana Araníbar, la conversación giró en torno al poder de las historias para humanizar marcas y conectar emocionalmente con las audiencias.
Lo que surgió no fue solo una explicación técnica del concepto, sino una defensa apasionada del relato como estrategia para recuperar lo humano en medio del algoritmo. “No se trata de contar historias vacías”, se insistió, “sino de construir narrativas auténticas, con aprendizajes, emociones y protagonistas reales: el consumidor, el ciudadano, la persona”.
El storytelling fue presentado como una fórmula emocionalmente estratégica, vital tanto para el marketing como para el periodismo, las relaciones públicas y la comunicación interna. Su impacto va más allá del branding: es una manera de crear sentido en una época saturada de datos y vacía de significado.
Entre el algoritmo y el alma: el equilibrio urgente
El contraste entre ambas ponencias construyó un mensaje poderoso: la tecnología avanza, pero la comunicación efectiva sigue siendo, ante todo, un acto humano.
La inteligencia artificial nos reta a repensar nuestras prácticas, pero no puede reemplazar el poder de una buena historia ni la capacidad de empatizar. Si la IA plantea desafíos técnicos, el storytelling ofrece soluciones emocionales. Y en ese juego de tensiones, el comunicador actual debe aprender a manejar ambas dimensiones sin sacrificar su esencia.
Este segundo día de seminario nos recordó que el futuro de la comunicación no se jugará solamente en los laboratorios de programación o en las métricas de interacción. Se decidirá en nuestra capacidad de seguir siendo humanos en lo que decimos, sentimos y contamos.
Porque al final, las máquinas pueden predecir comportamientos, pero solo las personas pueden contar historias que conmuevan. Y en esa diferencia, sutil pero vital, está el alma de la comunicación.