Por: Maria T.
Esvin Juárez y Rosmeri Miranda llegaron de Guatemala a EE.UU. hace más de 20 años con el sueño de una vida mejor. En Florida construyeron un hogar, criaron a cuatro hijos y levantaron su propia empresa de cemento.
Pero pese a todo su esfuerzo, fueron deportados este junio, separados de sus hijos a pesar de tener una visa U en proceso.
Su hija mayor, Beverly, de 21 años, ha asumido la responsabilidad del hogar: cuida de sus tres hermanos menores, gestiona el negocio familiar y lucha para traer de regreso a sus padres.
Con videos en TikTok que ya acumulan millones de vistas, se ha convertido en el rostro de una causa que expone el lado más humano de las deportaciones masivas. «He aparcado mis sueños», dice, con la esperanza de lograr justicia para su familia.
La abogada del caso denuncia que la única falta grave de la pareja fue no asistir a una cita judicial en 2003 por miedo y desinformación, algo que provocó una orden de deportación.