Por: Andrés Huayta
El distrito de Paucarpata (Arequipa) alberga numerosos asentamientos humanos en sus quebradas y fajas marginales, donde las fuertes lluvias frecuentes generan peligrosos flujos de escombros (huaicos) y deslizamientos de tierra. Estudios geológicos recientes realizados por la UNSA han identificado los siete riesgos principales en estas quebradas: deslizamientos, flujos de escombros, flujos de detritos, licuefacción, suelos colapsables, inundaciones, caídas de rocas y erosión. El Dr. Pablo Meza Aréstegui, coautor de un estudio sobre estas quebradas, enfatiza que el primer paso para proteger a la población es identificar cada uno de estos peligros y seguir pautas claras para mitigarlos y controlarlos. Según Meza, el libro que presentó con el Mg. Percy Colque Riega ofrece herramientas prácticas a las autoridades para prevenir futuros desastres en zonas vulnerables. En suma, los expertos coinciden en que en Paucarpata la ocupación de la faja marginal –espacio que debiera reservarse a cauces y torrenteras– convierte a miles de viviendas en blanco fácil de huaicos e inundaciones cuando llueve.
En febrero de 2023 las intensas lluvias activaron una vez más las quebradas de la parte alta de Paucarpata, socavando caminos y arrastrando lodo y rocas sobre los pueblos jóvenes. Por ejemplo, en los asentamientos de El Mirador de Jesús, Balnearios de Jesús y Santa Rosa se registró un alud que cubrió con lodo la avenida principal y sepultó tuberías y buzones de desagüe. Según Victoriano Ilachura, presidente del pueblo joven El Mirador, “tenemos que caminar cuadras y cuadras. Ninguna de las calles está bien” debido a las piedras que dejan los huaicos. Otras vecinas describieron que cada año ocurre lo mismo: “Todos los años pasa eso. El agua baja como río cargando todo tipo de piedras”. Estos testimonios ilustran cómo en Paucarpata la construcción anárquica en laderas empinadas se traduce en vías bloqueadas y viviendas dañadas por los deslizamientos, año tras año.
En el sector de Pozo Negro, uno de los barrios más bajos del distrito, las lluvias de abril de 2023 volvieron a activar la torrentera local y dejaron las calles llenas de barro y escombros. El Búho documentó el colapso de desagües y la acumulación de lodo tras el huaico, obligando a los vecinos a transitar con precaución entre las aguas servidas. Una habitante de Pozo Negro comentó: “Desde hace una semana está esto (el colapso de desagües). Todos los días huele mal”, lamentando la falta de un drenaje adecuado. A pesar de los esfuerzos vecinales por limpiar los caminos, la ausencia de infraestructura pluvial hace que el problema reaparezca con cada lluvia fuerte. Los vecinos exigen soluciones permanentes: limpieza regular de buzones y reubicación de estructuras que obstruyen el curso de las torrenteras.
Impacto en distritos vecinos
Situaciones similares de inundación y huaicos se registran en otros distritos de Arequipa con quebradas ocupadas. Tras precipitaciones de hasta 18 mm en febrero de 2025, los distritos más afectados fueron Cayma, Mariano Melgar, Alto Selva Alegre, Miraflores y Paucarpata, donde se produjeron graves inundaciones y deslizamientos. En Alto Selva Alegre, por ejemplo, un huaico sepultó la vivienda de la señora Patricia Bolívar, que debió ser rescatada junto a su nieta mientras su casa quedaba sepultada por la ladera. En Miraflores y Mariano Melgar también hubo reportes de torrenteras activadas y vías bloqueadas, aunque hasta ahora faltan cifras oficiales consolidadas. Estos eventos regionales confirman el patrón: los pobladores que han invadido fajas marginales y cauces enfrentan daños recurrentes cada temporada de lluvias.
Respuesta institucional y críticas
Las autoridades provinciales y locales han lanzado alertas y planes para enfrentar el fenómeno El Niño y las precipitaciones intensas. El subgerente de Gestión de Riesgos de la Municipalidad Provincial de Arequipa, Diego Ayca Tapia, advirtió que sin intervención coordinada “el 40% de la población [provincial] puede verse afectada, dado que se encuentran en zonas propensas a desastres”. Ayca recordó que muchos pueblos jóvenes se han asentado en quebradas y fajas marginales sin redes de drenaje pluvial. Puso como meta reducir ese 40% al 10% mediante limpieza de torrenteras y planes de contingencia, aunque reconoce que hasta la fecha sólo el 5% de los municipios distritales ha presentado dichos planes.
Por su parte, el exjefe provincial de Defensa Civil, José Vásquez Allasi, ha informado sobre los daños por lluvias: calculó que en una reciente emergencia 11 distritos reportaron viviendas afectadas y kilómetros de vías dañadas. Entre los distritos mencionó específicamente Alto Selva Alegre, Cayma, Miraflores, Paucarpata y Mariano Melgar. El reporte de Defensa Civil incluyó a Mariano Melgar: 13 casas dañadas y 200 m de vías cubiertas en la zona alta de ese distrito. No obstante, muchos vecinos cuestionan que la respuesta institucional sea insuficiente. Habitantes de Cayma denunciaron que Defensa Civil no acudió tras el huaico y debieron organizar colectas para alquilar maquinaria y despejar las vías. Algo similar ocurre en Paucarpata: aunque el alcalde Marco Antonio Anco Huarachi anunció proyectos de plantas de tratamiento de agua y canalización de aguas lluvias para evitar inundaciones, los vecinos advierten que estos esfuerzos no llegan a frenar la ocupación irregular ni mejorar las defensas ante torrenteras activas.
El riesgo geológico en Paucarpata y distritos aledaños es real y documentado por especialistas. A pesar de ello, las acciones oficiales han sido parciales. Los estudios de la UNSA advierten de los peligros (deslizamientos, huaicos, etc.) y ofrecen mapas y guías a las autoridades, pero en el terreno persiste la ocupación ilegal de fajas marginales sin planes de relocalización. Las denuncias vecinales señalan retrasos en las intervenciones, infraestructura inacabada y planes de contingencia casi inexistentes. En suma, existe un desajuste entre la visibilidad del problema (científica y mediáticamente) y la protección efectiva de las familias. En un contexto de cambio climático que aumenta la frecuencia de lluvias extremas, la falta de prevención y de coordinación interinstitucional deja expuestas a comunidades enteras. El análisis de fondo debe centrarse en exigir a las autoridades –desde Defensa Civil hasta los gobiernos municipales– medidas concretas: retiro de invasores en la faja marginal, obras de canalización y alcantarillado, y planes de emergencia realmente ejecutados. Solo así se podrá romper la letanía de “cada año pasa lo mismo” que lamentan los vecinos de Paucarpata.