Por: Andrés Huayta
En los candentes valles y quebradas de Arequipa, la minería artesanal e informal opera a la sombra de la ley. Se estima que 5 000 mineros informales extraen oro y plata sin permisos ni controles ambientales, dejando tras de sí ríos opacos y suelos contaminados.
El pulso de la formalización que no alcanza
“Formalizar es una odisea burocrática; muchos prefieren trabajar en la sombra”, reconoce el Dr. Luciano Alejandro Taco Prado, gerente regional de Energía y Minas del Gobierno Regional de Arequipa. Desde septiembre de 2023, su oficina concedió 96 concesiones formales y ayudó a 360 mineros a inscribirse en el padrón oficial, pero advierte que quedan miles fuera del sistema por requisitos costosos y trámites dilatados.
Mientras tanto, la informalidad se expande. En distritos como La Joya, Río Grande y Caravelí, pequeños socavones se multiplican sin control. La falta de una ruta clara hacia la legalización alimenta la extracción ilegal y ahuyenta la inversión en prácticas responsables.
Aguas turbias y ecosistemas heridos
“Los ríos llegan contaminados con mercurio y cianuro; el pueblo pierde fuentes de agua potable y el ganado enferma”, denuncia el Dr. Henry Polanco Cornejo, vicerrector de Investigación de la UNSA. Estudios de la universidad revelan altos niveles de metales pesados en el río Seco y sus afluentes cercanos a canteras informales.
La Dra. Kelly Salas Cisneros, jefa regional de OEFA Arequipa, confirma que en el primer semestre de 2024 se supervisaron 50 minas y se impusieron 7 sanciones por vertidos contaminantes, pero lamenta la falta de recursos para fiscalizar todas las concesiones informales: “Nuestro equipo inspecciona una mina cada dos días, insuficiente frente a la magnitud del problema”.
Voces de la negociación y la resistencia
En Caravelí, los comuneros agrupados en el Comité de Gestión del Agua exigieron a OEFA y Ana instalar paneles de monitoreo comunitario. “Queremos ver en tiempo real la calidad del agua antes de usarla en la chacra”, explica don César Huarcaya, dirigente. Esta iniciativa surge tras el hallazgo de peces muertos y síntomas de intoxicación en niños que bebieron agua de la quebrada.
Por su parte, ONG como CooperAcción y ProSec proponen alianzas con la UNSA para capacitar a los mineros en técnicas de extracción con mercurio reducido y manejo de residuos tóxicos. Estas organizaciones reclaman un fondo especial de formalización para asistir a 1 000 mineros cada año.
Estadísticas que exigen acción
- 5 000 mineros informales en Arequipa (Minem, 2024).
- 96 concesiones formales otorgadas desde sep. 2023 (GRA).
- 360 mineros formalizados (GRA).
- 7 sanciones por contaminación (OEFA 2024).
Estos números reflejan un desequilibrio: la ley existe, pero la práctica sigue en la clandestinidad. La minería informal en Arequipa no es un mal menor: amenaza la salud pública y los ecosistemas que sostienen la agricultura y el consumo humano. Sin una ruta de salida clara —o un puente real entre el campo y la legalidad—, el extractivismo seguirá devorando aire, agua y suelo. El reto es mayúsculo: integrar, fiscalizar y educar para que el brillo del oro no opaque el futuro de la región.
