Por: Andrés Huayta
El majestuoso río Chili, arteria vital de Arequipa, enfrenta hoy una amenaza silenciosa. Vertidos de aguas grises, desechos plásticos y contaminantes de la minería informal han comprometido su caudal y calidad, poniendo en jaque la salud de miles de arequipeños.
Caudales y calidad de agua
Según la ANA Región Arequipa, a cargo del jefe de cuenca Ing. Ronald Fernández Bravo, el caudal promedio del río se ha reducido un 12% en cinco años, mientras los niveles de turbidez superan los 15 NTU en la temporada seca (límite recomendado: 5 NTU). “La extracción subterránea y la captación sin reposición merman el flujo”, explica Fernández Bravo.
Fiscalización ambiental
La OEFA Arequipa, representada por su jefa regional Dra. Kelly Salas Cisneros, detectó 18 infracciones en empresas extractivas de la cuenca en lo que va de 2025. “Nuestros operativos revelan vertidos ilegales y falta de plantas de tratamiento”, afirma Salas.
Indicadores biológicos
“Los macroinvertebrados del río son los mejores sensores de contaminación”, apunta el Dr. Víctor Herrera, biólogo ambiental de la UNSA. Sus estudios concluyen que el índice BMWP, que evalúa la presencia de insectos acuáticos, cayó de 120 (buena calidad) a 45 (mala) en cinco estaciones muestreadas.
Potabilización y turbidez
SEDAPAR reporta que la planta La Tomilla registra turbidez de hasta 25 NTU en periodos de lluvia, obligando a reducir en un 30% la producción diaria. “Trabajamos en coagulantes reforzados, pero la materia orgánica y plástico complica el proceso”, confiesa su gerente de operaciones, Cayo Marroquín.
Testimonios de la ribera
Vecinos de Yanahuara y el Cercado relatan olores fétidos y problemas respiratorios. Doña Rosa Quispe, de Yanahuara, señala: “El agua huele mal y mis nietos tosen cada mañana”. Su queja se une a la de pescadores artesanales que hoy encuentran cauces casi secos.


