Por: Andrés Huayta
La depresión es uno de los trastornos mentales más frecuentes, pero también uno de los más incomprendidos. Conversamos con la psicóloga Ana Lucía Díaz para conocer cómo reconocerla, cuándo buscar ayuda y cómo abordarla adecuadamente.
¿Qué es exactamente la depresión? ¿Cómo podemos diferenciarla de una tristeza común?
La tristeza es una emoción normal que todos sentimos frente a situaciones difíciles, como una ruptura sentimental o la pérdida de un ser querido. Pero la depresión es un cuadro clínico que aparece cuando esta tristeza se prolonga y viene acompañada de otros síntomas como anhedonia (pérdida del placer), insomnio o hipersomnia, irritabilidad, falta de energía y, en algunos casos, ideación suicida. No es solo un bajón emocional: es un trastorno que afecta nuestro funcionamiento en lo personal, académico, social y familiar.
¿Cuánto tiempo debe durar esa tristeza para que se considere un episodio depresivo?
Se habla de un episodio depresivo cuando, en al menos una semana, se presentan síntomas como los mencionados durante cinco días o más. Pero no solo importa el tiempo, sino también cuánto interfiere en nuestra vida: si ya no podemos trabajar, estudiar o relacionarnos normalmente, es un indicador claro.
Mencionó la hipersomnia. ¿Dormir mucho también es un síntoma de depresión?
Sí. La hipersomnia (dormir excesivamente) es tan frecuente como el insomnio en la depresión. A veces las personas duermen para evitar sentir tristeza. Incluso pueden decir frases como “quisiera dormir y no despertar”, que ya implican ideación suicida. También hay quienes son muy funcionales, trabajan y socializan, pero por dentro sienten una gran insatisfacción y vacío. Eso también es depresión.
¿Cómo se origina la depresión? ¿Solo es por temas emocionales o hay otros factores?
Hay factores biológicos, genéticos, psicológicos y sociales. Por ejemplo, una persona con predisposición genética puede tener desequilibrios en neurotransmisores como la serotonina o la dopamina. Y si a eso se suma un hecho traumático como violencia, duelo o maltrato en la infancia, es más probable que desarrolle un episodio depresivo. En muchos casos, el origen es una combinación de factores.
¿Los traumas en la infancia pueden desencadenar depresión en la adultez?
Sí. Especialmente los relacionados con violencia física, sexual o psicológica. Incluso una crianza muy autoritaria puede marcar emocionalmente. Estos traumas dejan huellas y, aunque uno los supere en apariencia, pueden reactivarse más adelante ante situaciones similares, desencadenando una depresión.
¿Qué ocurre en el cerebro de una persona con depresión? ¿Por qué es tan difícil “salir” de ese estado?
Nuestro cerebro funciona con neurotransmisores que regulan emociones. Cuando hay depresión, sustancias como la dopamina y la serotonina se alteran. Además, el cerebro recuerda experiencias dolorosas como cicatrices emocionales, y responde a nuevos problemas con desesperanza. Por eso, aunque se le diga a alguien “sé fuerte”, su cuerpo ya está condicionado a sentirse sin salida. No es debilidad: es una respuesta química y emocional real.
¿Una persona puede tener depresión sin que los demás lo noten?
Claro. Hay personas que parecen normales por fuera, pero por dentro están batallando con un cuadro depresivo. Por eso, siempre debemos observar los cambios de comportamiento, el aislamiento emocional, la pérdida de interés por cosas que antes disfrutaban o frases que reflejan desesperanza o inutilidad.
¿Cuál es la diferencia entre depresión y distimia?
La distimia es una forma crónica de depresión. Se mantiene durante al menos dos años, sin una mejora clara. La persona aprende a funcionar con ese estado de ánimo bajo, sin experimentar placer o motivación real. A diferencia de la depresión episódica, en la distimia no hay periodos de alivio marcados.
¿Existen casos en los que una persona supere la depresión sin ayuda profesional?
Sí, pero principalmente en depresiones leves o asociadas a eventos puntuales, como un duelo. El apoyo emocional y una red de contención familiar o social sólida pueden ayudar mucho. Pero en depresiones moderadas o graves, se recomienda tratamiento psicológico, y en algunos casos, farmacológico.
¿Qué tipo de terapias se aplican actualmente para tratar la depresión?
Las terapias psicológicas son la primera línea de tratamiento. Entre ellas, la terapia cognitivo-conductual es una de las más efectivas. En casos más severos, puede combinarse con antidepresivos, siempre bajo supervisión médica. Lo más importante es que cada paciente es único, y el abordaje debe ser personalizado.
¿Qué mensaje dejaría a quienes creen que lo que sienten es simplemente “una mala racha”?
Que no minimicen lo que sienten. Si notan que su estado de ánimo bajo dura varios días y afecta su vida diaria, es importante buscar ayuda. Hablar, reconocer lo que ocurre y acercarse a un profesional es un acto de valentía. La depresión se puede tratar y superar.